me dejaste volar,
sintiendo el peso de mi desesperación,
por alimentar tu felicidad.
Te apartaste de mí,
protegiéndome de las tormentas
generadas en el océano de tu corazón,
Ahora ya consigo volar por alta mar,
pero nunca te pierdo de vista,
cuando mis alas sienten la necesidad
y buscan el descanso,
de la proa del barco que lleva tú nombre.
Gracias por formar parte de mi mundo submarino
No hay comentarios:
Publicar un comentario